La Sociedad de la Umbría y la Grava obtiene el acta fundacional

Acta de constitución, 2022 d.C Old Man Mountain, por la gracia de la tierra, los árboles y las rocas, proveedores todos ellos de los senderos y caminos, para todos aquellos que estos regalos procedan, ¡os saludamos!

Nos disponemos y entregamos a los sagrados pedales. Colocaremos un pie en frente del otro, en consecución del próximo giro en el sendero y de curva en el camino. Nos disponemos a hacer más. A expandir nuestro uso de la bicicleta, concibiéndola como una herramienta adaptada a múltiples tareas y empleada en todo aquello posible. Así pués, miramos complacientemente todas las formas de ciclismo, pero en particular gracia encomendamos la exploración de los senderos umbríos así como de gravilla, especialmente aquellos que nos proporcionen nuevas experiencias y amistades, alterando nuestra visión de la bicicleta así como de aquellos que cabalguen a nuestra vera. En orden de que estas polvorientas cabalgadas, cuya esencia radical nunca sea suficiente en cualquiera de las partes del globo, brillen sobre nuestras gentes y de que el mundo nos reconozca no sólo como defensores del bikepacking, sino también como discípulos universales y patrones de cualquier forma de ciclismo. Sepan que hemos ordenado, establecido y otorgado que, de aquí a la eternidad, la sociedad consista de un presidente, consejo y miembros, a los que siempre se les referirá como El Presidente, El Consejo, y Los Miembros de la Sociedad de la Umbría y la Grava.

Rodando carretera abajo, sin una ruta clara, con el viento en la espalda, el sol en la cara, cuatro litros de agua y unos cuantos manjares aún en la bolsa del sillín, esa es la verdadera y rebelde libertad. Mientras acampaba en Méjico durante tres meses aprendí a tener recursos, usar más mis manos, repararlo todo, pescar, y cocinar con fuego. En Uganda aprendí a estar solo en un mundo totalmente diferente, a buscar consuelo cuando en la distancia sólo había polvo. En Bosnia aprendí cómo ser liviano en las fauces de la tragedia, una virtud que perfeccioné en Armenia. En Marruecos, bueno, bien, en Marruecos aprendí principalmente todo aquello que no debía hacer.

Encontré la bicicleta a edad temprana, compitiendo la mayor parte de mi vida, pero encontré el camino mucho después. Durante años entregué mi alma a las carreras; me rompí el cuello. Perdí toda sensibilidad en mis piernas, y los pensamientos que flotaban eran todos acerca de la muerte y lo que me depararía la vida.

Renuncié de las carreras. Cogí la cámera, y fuí lo suficientemente afortunado como para empezar a viajar. Todo esto se ha convertido en aquello que más amo. Sin competir, he seguido manteniendo el entusiasmo para sobrepasar mis límites, experiemntar con lo impossible, y ver nuevas cosas. Ya no busco en las profundidades de lo que mi cuerpo es capaz, me interesa más averiguar lo que otros son capaces de hacer, lo que la naturaleza puede ofrecer, lo que puedan opinar los vecinos, y en qué tal pinta el pueblo de la esquina. Estoy orgulloso de haber abandonado la competición y no la bicicleta, porque la bicicleta, para mí, es la mejor forma de ver el mundo. Sin nada que entorpezca el paso, y con lo mínimo para simplemente seguir pedaleando, la bicicleta es la forma más íntima de introducirse en la cultura, con todo lo bello y lo horroroso que eso implica. Los mejores días de mi vida siempre han empezado con un poco de mareo, rodillas doloridas, y sin ningún destino en el mapa. Así que este año estoy realmente contento de poder anunciar que soy El Presidente de la Sociedad de la Umbría y la Grava y poder embarcarme en muchas jornadas como estas. No puedo esperar a ver más lugares de este mi país, en mi bicicleta y compartir todo el proceso con vosotros. ¡Salud! Evan Christenson